jueves, 22 de diciembre de 2016

DE LA VENDIMIA A "NOITEBOA"

Por Xosé Manuel Fernández Sobrino

A medida que voy pasando as lembranzas de aquel niño de apenas diez años en Medeiros, me doy cuenta que había momentos especialmente señalados que merece la pena recuperar. Por ejemplo, ese día da malla que no era precisamente una fiesta, pero a la vez no dejaba de serlo. Porque era una jornada dura, con trabajo abundante y pesado, a pleno sol, de la mañana a la noche; pero a la vez envuelto en la alegría que daba a las familias reunidas; recoger, envasar el grano, llevarlo para casa donde se convertiría en aquel pan propio que después de pasar por el molino y el horno, llegaba a cada mesa.
 Pero claro, yo estaba sólo en los meses de verano. Tras el tiempo estival y con el paso de a malla , se empezaba a preparar la vendimia. Algo de lo que me hablaban. Pero del vino, de la recogida de las uvas, de su elaboración, sólo sabía lo que me contaba Antonio, porque los mayores lo daban por conocido;no me hablaban de eso. De llevar las uvas ó lagar, en cestos que viajaban en carros o en los lomos de burros. Allí era donde las estrujaban, pisadas con los pies de los expertos. Era cuando mi mentalidad infantil se encontraba desconcertada y pasaba por mi mente aquello de “pero bueno, ¿pisan las uvas y tendrán los pies bien limpios en ese momento os paisanos?”. Así tenía que ser porque beber, lo que es beber vino lo hacían todos. Y a lo grande y cada uno con el orgullo de su propia cosecha.
 Ahí me vino otra curiosidad. Las fiestas de Nochebuena y Navidad. Y los Reyes. Tampoco iba a conocerlo en Medeiros. A esa edad ya había superado lo de los Magos de Oriente, pero guardaba el secreto para que mi hermano Paco, que era más pequeño, no se enterara que los tales Reyes Magos, que compraban los juguetes y los colocaban aquella noche junto a los zapatos de cada uno de nosotros, los teníamos muy cerca diariamente. A pesar de haber descubierto el "misterio", no por eso me iba a quedar sin juguetes.

No sabía cómo era la Nochebuena en Medeiros, pero sí esperaba con relativa ilusión la de Ourense. Era muy especial porque era de mucho trabajo. En realidad en mi casa empezaba cuando aparecían en la tienda de mis padres las cajas y sacos de higos, las cajas de uvas pasas y, por supuesto, las barras de turrón. Mi padre cuidaba mucho que cada barra, originariamente de 300 gr. fuera un poquito escasa y de esa manera entraran en cada caja una o dos barras más de las normales, porque así dejaban un poco más de beneficio. Tiempos difíciles aquellos años de posguerra.
Foto: Ricardo Colmenero
En Medeiros no tenían ese problema. “Na Noiteboa cómese algo especial- razonaba conmigo Antonio- o pulpo”. Para mi semejante informe requería una explicación y me la daba mi primo. “O pulpo chega a Medeiros secado ao aire, moi seco, e compre fervelo na auga ben quente para que ablande o despois cortalo” . Era cuando me daba verdaderamente cuenta, porque ese pulpo seco, que tenía un olor muy fuerte también, de vez en cuando, lo teníamos en la tienda de Ourense. Alguna vez que otra lo hacía mi madre, pero a mi no me gustaba nada. Ese pulpo venía en sacos de estera, de esparto, lo mismo que la raya seca, otro pescado de aquellos tiempos. Pero en lo que a pulpo se refiere, el que me encantaba, era de la caldera de la señora Carmen que se instalaba fuera de la plaza de Abastos del Puente Canedo y que cuando iba mi madre a comprarlo siempre me daba “un rabito” que yo tanto agradecía.Era como ir a comer o pulpo a Verín a la casa de Teresa. Pero eso estaba limitado para los que debían bajar en los días de "feira" y nada más.
Foto: Ricardo Colmenero
“Bueno, Antonio y si coméis pulpo para Nochebuena, ¿Qué es lo que se come en Medeiros el día de Navidad? . Y respondía rápido y seguro “Bacalao, casi que sempre . Vano a buscar a Portugal que o venden bo e mais barato que en Verín. Cumpre metelo na auga a desalar , un ou dous días antes. A mamá Rosa - a avóa- preparao moi ben, rustrido con allo , patacas e berzas”. A opinar sobre el tema también se apuntaba otro de mis primos, Paco, que era de mi edad. “A min máis que o bacalao gústame a pescada –merluza- pero iso quen sabe son os avós, si vamos con uns ou con outros. Pola miña nai gustalles máis o peixe que traen as de Albarellos nos burros”.

¿Y el turrón? “Home, sabemos que o turrón haino, pero eu non o coñezo, seica ´é moi duro”. Depende Antonio, decía yo como experto en materia. También lo hay blando para los que no tienen dientes, pero otro postre tendréis, ¿no?. Y mi primo que sabía de todo puntualizaba “ si claro, cóllense unas mazás e faise una compota, que está moi boa, a compota da mamá Rosa”. Y Paco puntualizaba también “soupemos o que era o turrón o ano pasado pero pouco. Nos diron unos cachiños moi pequenos e, oie, moi ben sabía” Eso, que uno siempre se quedaba con ganas de más..Manolito, a pesar de sus pocos años era curioso y prudente. Quería saber y entender las diferentes formas de vivir y compartir aquellos tiempos. " ¿Y os reuniréis mucha gente en cada casa?”. “As veces sí e as veces non, depende. Mais ben vaise a casa dos avós o compre, sabes cantos fillos e netos teñen, hai que ver como se acaba por formar cada festa, porque coma hai os país dil e os dela, acabase indo según conveña millor para quen todalas casas haxa xente”. É certo que logo da cea, seguen vindo xente desde veciños ou os fillos que foron cear a casa dos outros pais.Unha noite longa para felicitar o Nadal. 
Foto: Ricardo Colmenero


Quedaba por saber cómo se organizaba la cosa en Reyes, con los regalos y demás. Detalle que preguntaba con cierta cautela. “¿Y en Reyes?”. Volvió a responder rápido: “Si, si, cantamos moito os Reis. Nas casas, nos camiños se non fai moito frio, e inda que o haxa, porque a xente sae da casa quente, bébese bó augardente, ou moito viño do novo…”. Lo que estaba claro es que los Reyes, en aquellos años 40, les costaba llegar a todos los lados. Pero lo más importante de las navidades en Medeiros era disfrutar de la compañía fraternal.Las casas seguían abiertas para que nadie estuviera solo. Y si llegaba algún juguete de cartón, pues mucho mejor.
Cuánto han cambiado las cosas....
Y yo volvía a pensar en el vino recién pisado, con los pies…? No le demos más vueltas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario